Morfeo intenta mecerte entre sus brazos. Te cierra los ojos poco a poco, intentas abrirlos, pero otra vez te los vuelve a cerrar. Y no consiguies abrirlos. De pronto en tu cerebro se enciende una luz, y abres los ojos corriendo, con el corazón acelerado. Y una vez más empiezas a sucumbir en el sueño. Bostezas y ya no te obligas a mantener los ojos abiertos. Poco a poco tu mente va relajándose y tus pensamientos dejan de ser lógicos. Tienes las primeras escenas de un sueño; pero otra vez esa luz que te despierta. Unos segundos con los ojos abiertos y los cierras de nuevo, para caer en el sueño otra vez. Esta vez las imágenes te absorven y no te sueltan.
La luz de tu cerebro también se apaga.
Morfeo gana.
Hola sabor a limón, sigue escribiendo, no lo dejes, así se aprende, bello relato, gracias por tu visita, he venido para quedarme, pasa buena tarde, besos.
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