30 de julio del 2010.

Sentirme como una colilla entre unos labios al fumar, colgarme de cualquiera que le guste trasnochar, qué inoportuno fue decirte “me tengo que largar”, pero qué bien estoy ahora...

Qué difícil ser “lo más”, qué fácil ser elegante. Qué manera de soñar, qué fantasía, qué arte. 

Voy, buscándome la vida, buscándote en mis planes, cogiendo altura, dejando señales...

Al principio parecía eterno, ahora me encuentro mendigando un beso por eso he escrito una canción desesperada, por todos los amores muertos, las pasiones agotadas porque este es nuestro último encuentro, nos merecemos un buen recuerdo mañana para ti yo habré muerto...

                                                         

El 30 de julio, a estas mismas horas estábamos las cinco a las puertas del concierto. Recibiendo empujones de atrás y quejas de delante. Valió la pena por poder estar a cinco metros de ellos... un sueño. Sin lugar a dudas la mejor noche. Cantar a grito pelado nuestras canciones favoritas, motivarnos cuando cantan "Todo", esperar por el bis y todos juntos cantar "Yo pienso en aquella tarde", salir corriendo del concierto, chillando que teníamos una foto de Rubén mirándonos y que había que repetirlo ya. ¿Por qué repetirlo? Por volver a grabar vídeos de críticas, por volver a casi desmayarse, por volver a llorar de emoción, por volver a verlos. Porque son únicos. Porque son nuestra obsesión.