Tiburón.

Me habías llamado zorra, falsa, mentirosa y perra. Ahora dices que soy un tiburón. No sabes lo acertado que has estado.

Eres un hijo de puta, y de los gordos. 

Pensé que no eras así. Nunca me imaginé que lo que has dicho fueras capaz de decirlo.

Siempre imaginé que aunque ya no estuvieramos juntos seríamos buenos amigos, lo reconozco, me equivoqué. Aun así pensé que por el recuerdo de lo que fuimos un día esto no pasaría nunca. Ahora veo que me equivoqué dos veces.

Me dices que ahora te das cuenta de como soy, pues aún vas a conocer más de lo que soy. Vas a conocer lo mucho que puedo joder la vida a una persona, lo mucho que me gusta vengarme, y lo muchísimo que me encanta dejar a la gente sola.

Y no eres el único que lo va a descubrir.

Porque gracias a ti, me he quedado sin mejor amigo.

Y tú, ex-mejor amigo, me he dado cuenta de que eres un falso. De que no vale la pena que luche por recuperar nuestra amistad. Y ahora siento que estos años a tu lado no valen nada. No vale nada que te haya querido, que me hicieras sentir especial, que me abrazaras en mis peores momentos, que intentara llevarme bien con tu novia, que fingiera no darme cuenta de que me odia. Ahora ya no vales nada.

Y vosotros sois los dos que más vais a sufrir los mordiscos de los tiburones, porque no soy yo sola. Somos muchas. 

Y recordad, la venganza se sirve en frío.