Estoy a la deriva.

Soy un barco perdido. Mi ancla eras tú, y mi timón tú corazón.
Me gustabas, te quería.
Eras mi vida.
Solamente pienso en ti. Más todavía que antes. Mucho más.
Voy por la calle, gafas de sol y iPod al máximo, ocultándome en la sombra. Una canción me hace llorar, me recuerda a ti. Nadie lo nota, las gafas lo disimulan. Pasan unos segundos y consigo parar. Sigo caminando, perdida, a la deriva. No llevo rumbo. Sólo camino. Cambio de acera. Un coche me pita. El semáforo hace juego con las Ray Ban que llevo puestas, y que otra vez disimulan las lágrimas. De pronto me acuerdo de tu sonrisa. ¡Cómo me gusta! Llevo sin verla varios días. Vivo de recuerdos, del primer beso, del primer día, de lo feliz que era.
Me gustabas mucho. Y sigue siendo así, no me voy a engañar.
No esperaba lo que pasó. No esperaba que me dijeras adiós. No lo esperaba.
Ojalá lo recuerdes, siempre seré tuya.